Que no te perturben los niños del Puente Rojo
los que estrujan los senos de sus mamás
y chupan de sus pezones
de higo
las últimas gotas de
leche,
comparten alfañiques y
dientes cariados,
liados de plumas se
resbalan en los subibajas.
Contemplan volar
gallinazos
que en el aire se
disputan la carroña
desde volátil puente
Rojo
que deshiló la brava
quebrada.
Ni te perturben los
niños del Puente Blanco,
que con largos
cuchillos juegan a carniceros
visten de piel
profanada beben en cachos de toro,
saquean bizcochos,
infaman memorias
sus manos enguantadas
invitan al camal
convidan vísceras de
corderos
desde el Puente Blanco
que infecta sangre al
río Jequetepeque.
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